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Acompáñame y leamos juntos
Los hijos son nuestra mayor herencia. He tenido a mi hijo desde hace 11 años y, hasta ahora, hice algo a solas con él. Hoy decidí llevarlo a una actividad deportiva, y luego fuimos a comer un postre. Nunca lo había notado tan feliz. Le dejé pedir lo que quisiera, y fue algo sencillo: una crepa mixta y una soda. Sí, ya sé que no es lo más saludable, pero no es algo habitual. En sus 11 años, es la primera vez que come esto… o quizá es la primera vez que salgo con él solo para disfrutar el momento.
Reflexión sobre el Tiempo Perdido
Mientras lo observaba disfrutar de su postre, me di cuenta de cuántos momentos me he perdido en su vida por estar concentrado en trabajar. Viendo su sonrisa y sus ojos brillantes, sentí una mezcla de alegría y tristeza; alegría por verlo tan feliz, y tristeza por no haber estado presente en tantos momentos importantes. Realmente me di cuenta de que no lo conozco bien. Él sabe que puede contar conmigo para lo básico, pero estoy determinado a fortalecer nuestra relación y conocerlo mejor.
Invitación a Reflexionar
Dime, ¿cuidas bien tu tesoro? Los años vuelan, y me pregunto: ¿estás disfrutando de tu herencia, amigo? No cometas el mismo error que yo. Tómate un par de horas y sal por un helado o simplemente a caminar. Visita un centro comercial o, si puedes, ve a algún sitio que le interese a tu hijo y disfruta de tiempo de calidad. Deja tu móvil y dedícate entero a tu hijo. Verás que te has perdido y has subestimado tu más grande tesoro: la verdadera herencia que Dios Padre te ha dado.
Conclusión y Reflexión Final
Recuerda, tú también eres hijo de Él. No se te olvide dedicarle un tiempo a Dios. Empieza por un minuto, quizá no tengas nada que decirle, y está bien, Él sabe lo que tu corazón quiere. Con el tiempo, si lo haces a diario, verás cómo es más fácil y descubrirás las maravillas de la relación Padre e hijo.
Esto no es solo para padres las madres al igual que nosotros los hombres tenemos el mal hábito de descuidar nuestro tesoro todos tenemos obligaciones y cosas por hacer pero cuida tu tesoro tu herencia que cuando menos sientas lo perderás los hijos se van de casa y el tiempo nunca se vuelve hacia atrás
Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa. – Salmo 127:3